En nuestra sociedad está muy arraigado el cuidado de nuestros mayores o enfermos por parte de la propia familia, generalmente compatibilizando los quehaceres normales entre los miembros de la unidad familiar o incluso familiares cercanos. Actuelmente, y debido a los cambios en los modos de vida, en la mayor parte de hogares trabajan ambos miembros y el tiempo para poder compatibilizar el cuidado y acompañamiento con las jornadas laborales resulta complicado. Ahí entramos las empresas, que como la nuestra, mantienen una serie de auxiliares especializadas/os para intentar la porfesionalización en este tipo de servicios. Auxiliares, que con la supervisión de un/a coordinador/a tratamos de suplir al familiar o persona de confianza siempre con las mejores garantías de trato y eficacia dado lo delicado del mismo y que al familiar que por la razón que sea le resulta imposible hacerlo. Mantenemos siempre informada a la familia de cualquier variación en el estado del paciente y por supuesto pendiente siempre si ocurre cualquier imprevisto de avisar al personal sanitario que se encuentre en el centro.
En todo este proceso, está siempre, y para nosotros lo más delicado, la hora de la visita médica al paciente. Siempre que la familia quiera que nos encarguemos de este tema, es necesario que hablen con el facultativo y le comuniquen que dan su consetimiento a que se nos facilite el informe médico diario para nosotros poder transmitir en el momento a la familia el mismo. Este proceso, hoy día, y debido a la Ley de Protección de Datos, es necesario que se haga de esta manera, de no ser así se corre el riesgo de que el facultativo no informe al auxiliar por falta de autorización. Siempre está también la no menos interesante solución de que sea la propia familia quien se ponga en contacto con el facultativo, hoy día lo hace mucha gente vía telefónica, y saber de primera mano el estado del paciente. Hay que pensar que se trata de información muy delicada y el facultativo como profesional debe cumplir su código ético.
Los profesionales que se envían para este tipo de servicio, es gente que ha pasado un filtro con una exhaustiva entrevista de trabajo en la que el coordinador, conocedor de las necesidades y competencias de este trabajo, realiza previamente en la oficina. No somos perfectos y creo que nadie lo es, si tratamos siempre de que el paciente en este caso, esté siempre bien atendido y que tenga un apoyo psicológico que al final siempre agradece.
Por otra parte, tenemos el problema de muchas familias que incluso están fuera de la localidad desplazadas. En estos casos , si cabe, hay que tratar de ser mucho más exhustivo en todo nuestro trabajo. La leejanía siempre impregna a la persona de dudas. Hoy en día y gracias a las nuevas tecnologías podemos recurrir una video llamada en la que el familiar puede ver el estado real del paciente e incluso hablar con él cara a cara. Esto es bueno para ambas partes, el familiar queda un poco más tranquilo y el paciente se siente arropado, aunque sea en la distancia por los suyos.
En resumen, tratamos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que en los momentos difíciles que siempre resulta el tener un familiar o amigo ingresado en un hospital, estos se puedan hacer más llevaderos y a su vez forjar una amistad que perdure en el tiempo.
Como expuse arriba, dado el modo de vida que llevamos hoy día a nadie le debe de dar reparo tirar de este tipo de servicio. Cada día la profesionalización del mismo es más evidente. Siempre se trata de que el paciente esté lo más agusto posible dentro de las posibilidades de cada uno. Debemos tener todos presente que en esos momentos lo peor que puede sentir una persona es la SOLEDAD. Tratemos de hacerle llevar sus problemas de la manera más amena y entretenida posible.
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